José Antonio Velásquez Costa


José Antonio Velásquez Costa
email: jvelasquezc@peru.com

Magíster en Ingeniería con mención en Planeamiento y Gestión Empresarial por la Universidad Ricardo Palma, con especialización en Brasil y Colombia en temas de Automatización Industrial, Robótica e Innovación Tecnológica. Especialista en Gestión de Proyectos por procesos bajo el enfoque del PMI. Miembro del comité editorial de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas de Bogotá Colombia. Conferencista y jurado internacional. Ha publicado varios artículos relacionados con el área de Automatización e Innovación. Pertenece al Colegio de Ingenieros del Perú. Miembro directivo de ISA-USA (International Society of Automation). Docente de Pregrado (URP). Instructor externo certificado de la empresa FESTO-Alemania. Docente de Diplomados Internacionales en Automatización Industrial organizado por FESTO. Jefe del Laboratorio de Automatización y Robótica - CIM de la Universidad Ricardo Palma. Formulador de Proyectos de Innovación Tecnológica para fondos concursables (FINCYT - FIDECOM - BID). Coordinador General de Proyectos de Innovación Tecnológica en la URP. Asesor y jurado de tesis de Pre y Posgrado. Consultor de empresas públicas y privadas. Docente de Posgrado.

lunes, 1 de octubre de 2012


La innovación, según D. D. Eisenhower, clave para abordar nuevos mercados



En los primeros días del “Desembarco de Normandía” (6 de junio de 1944), antes de la ruptura definitiva del frente el 25 de julio de 1944, a través de la “Operación Cobra”, se desarrolló lo que se ha venido a denominar la “batalla por la cabeza de playa”. Sobre este momento histórico, el General D. D. Eisenhower nos presenta en sus memorias una serie de reflexiones, que en su conjunto bien podrían constituir el hilo conductor de una lección magistral de cualquiera de las que se imparten en las escuelas de negocio más prestigiosas del mundo.

Eisenhower sabía que solo innovando en la forma de hacer las cosas podría vencer a un enemigo, que empezaba a ser incapaz de abastecer y controlar todo el territorio conquistado o, lo que es lo mismo en términos económicos, conservar su posición de oligopolio en el mercado. Economistas de la innovación de la talla de Jan Fagerberg han dejado muy claro la importancia que la innovación tiene en la consecución de cambios de índole social y económica en el largo plazo. Las consecuencias son claras: introducción de novedades en el sistema económico, que generan crecimiento; generación de cambios estructurales en la producción, la demanda y las instituciones; y explicación de la diferencia entre la prosperidad de los territorios.


El Desembarco de Normandía, como si de un mercado de productos y servicios se tratase, supuso un cambio disruptivo y profundo en la forma de operar y de abordar la contienda, respecto a como se había venido desarrollando la acción bélica en el frente occidental hasta la fecha. En sí misma, esta operación combinada de fuerzas de tierra, mar y aire a gran escala, como nunca se había visto hasta el momento, se plasmó en toda una innovación radical, que tuvo como resultado la victoria final sobre la Alemania nazi. En el campo de la innovación, las innovaciones radicales suponen, entre otras cuestiones, cambios revolucionarios en la tecnología, representando puntos de inflexión para las prácticas existentes (Ettlie et al., 1984); una salida impredecible de la “trayectoria tecnológica” a partir de grandes esfuerzos en I+D, propios y externos, indispensables para saltar a nuevos mercados (Freeman y Pérez, 1985) o la generación de importantes cambios en la estructura, procesos y actividades de la organización, que suponen un distanciamiento con las prácticas existentes (Damanpour, 1991).

“Al creador de una idea corresponde con frecuencia un considerable volumen de investigación y análisis, de avance y retroceso; detalles de realización conforme a planes preconcebidos; inspiración para decidir e influencia de individuos particulares en acciones determinadas.

En cuanto al origen de planes y decisiones, tengo la convicción de que ningún comandante podría jurar que un plan o un concepto particular nacieron de su propia mente. La preocupación por lo que afecta a sus soldados es tal que resulta luego imposible para cualquiera decir si la primera chispa de una idea, transformada más tarde en un plan, surgió de su mismo cerebro o de una sugestión externa. Uno de sus problemas es mantener abierto el espíritu para evitar toda confusión entre la necesaria firmeza y la obstinada idea preconcebida o el prejuicio no razonado.”

Sin lugar a dudas, la idea de la innovación como un proceso abierto, dentro y fuera de la propia organización estuvo presente en la mente de D. D. Eisenhower durante toda la contienda (la Innovación abierta, o en inglés “Open Innovation”, es un término que ha sido acuñado por el Profesor Henry Chesbrough, y se trata de una nueva estrategia de innovación bajo la cual las empresas van más allá de los límites internos de su organización y donde la cooperación con profesionales externos pasa a tener un papel fundamental). Parece evidente que la idea de la innovación, vista como un proceso en el que cada actor tiene un papel asignado, también parecía estar subyaciendo en el pensamiento de Ike (los profesores Fernando Trías de Bes y Philip Kotler en su libro “Innovar para ganar” (2011) realizan una propuesta de modelo de innovación, que se basa en el conjunto de funciones o roles de las personas que intervienen en el proceso de innovación. Para estos autores las etapas de un proceso de innovación son el resultado de la interacción de los participantes en el proceso, siendo este distinto en cada caso, ya sea para un producto o servicio. Las etapas del proceso de innovación no están predeterminadas y en cada proceso de innovación lo que se determina es la forma de interacción de las personas o roles que participan. Este modelo lo denominan Modelo ABCDEF, que responde a las siglas de los diferentes roles que interactúan en todo proceso de innovación: ACTIVADORES (inician el proceso), BUSCADORES (investigar y obtener información relevante para el proceso), CREADORES (los creativos que proponen conceptos y posibilidades), DESARROLLADORES (los que concretan las ideas y las convierten en soluciones), EJECUTORES (los implementadores de la innovación) y FACILITADORES (instrumentan el proceso). Los seis roles o funciones se corresponden, respectivamente, con las 6 I de la innovación: Iniciar, Investigar, Idear, Inventar, Implementar e Instrumentalizar).

Fuente: Estrategia Militar y Management

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